FERIA INTERNACIONAL: ¿POR QUÉ NO TENEMOS UNA?
Asisto a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, México, invitado a un Congreso académico organizado por la universidad local. La Feria es impresionante por la cantidad de libros que tiene, pero también por el número de mesas redondas y eventos artísticos que se desarrollan simultáneamente y por la asistencia de jóvenes y público en general. Para un peruano, sorprende que la cultura pueda ser buen negocio. Acostumbrados a tener una industria editorial raquítica, es increíble ver la cantidad de editoriales que han invertido no poco dinero en este evento. Esto evidencia cómo una alianza del estado con empresas privadas puede redundar en resultados positivos para ambos, con avance cultural de la población y utilidades para los inversionistas. La Feria misma es un gran negocio. El taxista que me lleva a la feria me cuenta lo bueno que es este evento para la economía local, con hoteles llenos y miles de visitantes gastando su dinero por la ciudad. Según me cuenta, la Expo Guadalajara aloja 4 o 5 ferias grandes al año, y en esas semanas le va muy bien económicamente. ¿Porqué los peruanos no podemos tener algo así? La Feria Internacional del Pacífico desapareció sin que este gobierno hiciera nada para darle apoyo, a pesar de sus potencialidades. Lima puede perfectamente tener una Expo (centro de exposiciones) con varias ferias especializadas al año, que atraigan visitantes internacionales, reforzando el turismo y las conexiones de nuestros empresarios con posibilidades de negocios en otras partes del mundo. ¿Qué tal una feria internacional de la artesanía, una feria internacional de la agroindustria, una feria internacional de las confecciones y la moda, una feria internacional de la medicina naturista y las hierbas medicinales? La integración del Perú con el mundo tiene que hacerse con imaginación, utilizando diversas estrategias y buscando lo mejor para el país. Atraer el mundo al Perú, organizando hacer ferias internacionales en base a nuestras ventajas comparativas, es una buena política. Si no lo creen, pregúntenle a los taxistas en Guadalajara. |