Saturday, September 10, 2005

TRATADO DE “LIBRE” COMERCIO: PRESIDENTE TOLEDO, ASI NO

TRATADO DE “LIBRE” COMERCIO: PRESIDENTE TOLEDO, ASI NO

El Presidente Toledo anuncia que viajará a conversar con Álvaro Uribe de Colombia, y luego a tratar de convencer a los parlamentarios norteamericanos, para que se apruebe el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Perú y los Estados Unidos. Pero lo que se ha olvidado Toledo es que su primer deber es asegurar que los resultados de la negociación sean convenientes para el país y que la ciudadanía peruana, adecuadamente informada, pueda entonces decidir al respecto.

Hasta el momento la negociación va así. El gobierno ya aceptó que se aumente la protección a los monopolios por nuevos productos, con lo que según el Ministerio de Salud los precios de los medicamentos se duplicarían....pero los Estados Unidos quieren más. Ellos insisten en impedir que protejamos nuestro mercado interno del “dumping” y la competencia desleal que representan sus alimentos subsidiados. Aunque ello empobrecería a los campesinos y agricultores peruanos, el gobierno ya aceptó eso para varios productos. Al mismo tiempo, no se ha logrado que los espárragos, los limones y otros productos entren libremente a los Estados Unidos, por lo que no hay beneficios seguros para la agroexportación nacional. El gobierno peruano propuso poder mantener mecanismos de apoyo al cine, música y cultura nacional, lo que ha sido rechazado por los Estados Unidos. Tampoco se ha logrado que acepten respetar el valor que tienen los conocimientos ancestrales que tienen los pueblos indígenas sobre plantas y animales: quieren que las trasnacionales puedan patentarlos y apropiárselos. Finalmente, se insiste en delegar soberanía a tribunales arbitrales que impedirán que en el futuro podamos sancionar a empresas contaminadoras del ambiente (como Luchetti en los pantanos de Villa) o cobremos los impuestos debidos a quienes los eluden (como la minera Barrick).

El gobierno tampoco ha avanzado nada respecto de cómo compensar a los que se verán negativamente afectados. Para el agro, promete un esquema desfinanciado e ilógico. Para la salud, no hay apoyo adicional en el presupuesto 2006 para compensar el aumento de precio de las medicinas. Tampoco se está haciendo gran cosa para poder aprovechar las ventajas potenciales, ya que el crédito agrario y el apoyo técnico a las pequeñas y medianas empresas con potencial exportador sigue siendo mínimo.

Como en otros temas, Alejandro Toledo tiene totalmente confundidas sus obligaciones. Cree que ir a rogarles a sus amigos un favorcito es su misión. En vez de actuar como el representante de una nación soberana, se siente presidente de un poblado menor llevando sus memoriales como un ruego. Piensa que, en el tramo final de su gobierno y totalmente rechazado por la ciudadanía, puede - cual dictador - tomar él solo decisiones que afectarán crucialmente el futuro del país por todo un siglo, porque el TLC una vez firmado no se podrá modificar.

Como el gobierno no ha cumplido su rol de informar adecuadamente a la ciudadanía sobre la verdadera situación del TLC (¿por qué será que esto ya no nos sorprende?), la IX Conferencia Nacional de Desarrollo Social tratará de llenar ese vacío. El próximo viernes 9 de setiembre por la noche (6pm) y sábado 10 por la mañana, en el Museo de la Nación, la ciudadanía puede escuchar debates e informarse sobre los diversos efectos que traería el TLC. Asista y entérese, porque lo único que puede regresar a Toledo a la realidad, es la voz de la calle.

ZAVALITA LEYÓ MAL

ZAVALITA LEYÓ MAL

En una reciente entrevista, el flamante ministro de economía Fernando Zavala, en su afán de defender que sí hay chorreo, ha afirmado que “hay mayor acceso de la población a servicios básicos”. El problema es que el informe encargado por el MEF y publicado en su hoja web, dice lo contrario. Revisemos sus cifras acerca de la situación social en este gobierno.

Según este estudio, el porcentaje de niños y jóvenes pobres extremos que no va al colegio aumentó de 20% a 25%. Tampoco hay avances en la calidad: hoy el estado invierte menos en libros y materiales por cada alumno que hace 4 años.

En cuanto a la electricidad y el agua, tampoco han habido mejoras en los últimos años. Un 30% de las familias peruanas sigue sin tener electricidad en su casa, porcentaje que en las zonas rurales llega al 70%. Este porcentaje no ha disminuido en los últimos años. Tampoco ha disminuido la falta de agua. Igual que en el 2001, un 40% de los hogares peruanos carece de agua dentro de su casa. Peor aún: en los poblados rurales, la proporción de familias con acceso a agua potable incluso ha disminuido de 35% a 30%. ¿Cómo es esto posible, si normalmente una casa con agua no la pierde? El problema es que no se ha atendido los cientos de pequeñas redes rurales de agua potable que se malogran porque nadie se hace responsable de su mantenimiento: el ministerio de vivienda se ha olvidado de los más pobres.

Que los peruanos, y en especial los más pobres, no tengan más acceso a servicios básicos como la educación, la luz o el agua, no debería extrañarle al ministro Zavala. Como él sabe muy bien, la inversión pública en este gobierno ha sido mucho menor que en décadas pasadas. Y si no hay inversión, ¿cómo puede pretenderse que la educación, la electricidad o el agua lleguen a más familias peruanas?

OBJETIVOS DEL MILENIO: SOCAVADOS POR EL TLC

OBJETIVOS DEL MILENIO: SOCAVADOS POR EL TLC

Pedro Francke*

Todos los países del mundo aprobaron hace cinco años los llamados “Objetivos del Milenio”, orientados a reducir la pobreza, mejorar la salud y la educación, reducir la discriminación de género y cuidar el medio ambiente. Han pasado 5 años y las Naciones Unidas se aprestan a discutir el tema en su Asamblea General, visto que estamos lejos de asegurar llegar a la meta.

Hay varias razones por las que los resultados dejan mucho que desear. Por un lado, están las malas políticas aplicadas por los países pobres, ya sea por incapacidad institucional o porque prevalecen intereses particulares –sobretodo gobiernos corruptos y grandes empresas-. Otra gran razón es que los países más ricos, y en particular el gobierno de George Bush, no han cumplido con sus promesas de aumentar la ayuda para el desarrollo, habiendo preferido destinar fondos a la guerra contra Irak.

Pero otra gran causa de que los Objetivos del Milenio no se estén cumpliendo son las reglas que rigen la economía internacional, que no sólo son injustas sino que vienen cambiando para peor con los Tratados de Libre Comercio (TLC) que vienen imponiendo los Estados Unidos.

Los subsidios que los países desarrollados otorgan a su agricultura (que superan los mil millones de dólares diarios), deprimen los precios agropecuarios internacionales y empobrecen a los campesinos. El Perú ha respondido a esta competencia desleal estableciendo tributos compensatorios, pero ello sólo protege el mercado interno. En el mercado internacional, nuestros productores de arroz, algodón, maíz, leche o aceites compiten en desventaja debido a los enormes subsidios de los Estados Unidos, Europa y Japón.

La cuestión es que con el TLC, los Estados Unidos imponen que esos tributos compensatorios desaparezcan. Con ello, los productores agropecuarios no solamente estarán afectados en el mercado internacional; también los campesinos que venden en el mercado interno, en Lima y las demás ciudades se verán empobrecidos. ¿Cómo entonces se puede pretender avanzar hacia el objetivo de reducir la pobreza a la mitad para el año 2015?

Se dice que para superar la pobreza antes que regalar pescado hay que enseñar a pescar. Con las actuales reglas internacionales del comercio es como si se llevaran los pescados fuera de nuestras costas y del alcance de los pobres, hacia los mares del norte: ¿cómo pescar más con menos oportunidades?

Al mismo tiempo, los TLC aprueban una mayor protección a las patentes que reducen la competencia y aumentan el poder monopólico de las trasnacionales farmacéuticas, elevando los precios de las medicinas. El Ministerio del Salud ha estimado que con el TLC las medicinas duplicarán su precio. Algunas de las enfermedades que son consideradas prioritarias dentro de los Objetivos del Milenio, como el VIH/SIDA y la tuberculosis, se ven particularmente agravadas por esta situación.

Muchos gobernantes se darán cita en Nueva York en los próximos días, incluyendo a Alejandro Toledo. Darán buenos discursos resaltando la lucha contra la pobreza. Pero si al mismo tiempo se refuerzan estas reglas económicas internacionales completamente injustas, eso sólo será un gran ejercicio de demagogia e hipocresía. Si quieren que les creamos, que respalden sus palabras con realidades, mejorando las reglas económicas internacionales para mejor y no para peor.

*www.perufrentealtlc.com

CAMBIOS Y DISCULPAS

CAMBIOS Y DISCULPAS

Habiendo sido activo y militante de la izquierda peruana en los setentas y ochentas, es momento de revisar qué he cambiado y qué no. ¿Qué no he cambiado? No he cambiado creer que: 1) que el actual sistema social es injusto, y que la igualdad es un valor fundamental que debemos promover; 2) que el cambio social tiene que ser hecho por la propia gente, no por ningún dictador o poder externo. Podría decir que esas dos cuestiones fundamentales me definen como Socialista y como Democrático, opuesto al neoliberalismo, las dictaduras y el imperialismo. ¿Que he cambiado? Creo que tres cuestiones fundamentales que eran parte del pensamiento de la izquierda de los 70s y 80s deben ser criticadas: 1) que el camino es destruir el actual estado mediante el ejercicio de la violencia; 2) que lo que se requiere luego de eso es un estado omnipresente, propietario de toda las industrias; y 3) que es justificable reprimir al contrincante y restringir las libertades civiles y políticas.

Por el error de haber defendido y promovido estas ideas equivocadas, me disculpo. Me disculpo ante las 70 mil víctimas de la violencia política, que no causamos directamente, que defendimos valientemente con la bandera de los derechos humanos, pero que al haber promovido determinadas ideas de alguna manera también provocamos. Haber promovido esas ideas fue un error colosal. Lo siento: creo que era un joven ignorante jugando con el fuego. Hoy creo que parte del ejercicio ético de la política es el abrazar la no violencia o el pacifismo activo, poniendo por delante el principio que me enseñaron mis amigos médicos - Primum non noscere - primero, no hacer daño.

Por cierto, creo que muchas cosas que hizo la "nueva izquierda" fueron muy positivas para el país: la organización sindical y campesina, la reflexión sobre la exclusión y la desigualdad, la denuncia de la corrupción, la búsqueda de nuevos caminos con la organización popular, la fundación de tantas ONGs comprometidas con el desarrollo, la defensa de los derechos de los trabajadores, los planteamientos de políticas económicas y sociales alternativas. Cosas importantes que permitieron que los más pobres tuvieran una vida mejor y se redujera la injusticia social. Cosas que hoy deberíamos hacer mucho más.

La izquierda peruana tiene todavía el deber de rendir cuentas por su pasado, y creo también que quienes han cambiado, como yo, debemos explicarnos. Sea este cambio manteniendo algunos principios que pensamos nos permiten seguir llamándonos de izquierda, o con cambios mayores que yo no comparto, un principio importante de la política debe ser el explicar porqué uno cambia de posición, para mantener la transparencia. Creo que solo así los cambios dejan de ser transfuguismo. Espero con este artículo haber iniciado ese deber pendiente.

PRESUPUESTO 2006: SACUDIRSE LA MODORRA

PRESUPUESTO 2006: SACUDIRSE LA MODORRA

Pedro Francke*

Aunque soy economista, la discusión del presupuesto 2006 me provoca modorra y aburrimiento. Lo paradójico es que el presupuesto es hoy la única vía mediante la cual puede discutirse, de manera comprehensiva, lo que va a hacer el gobierno en el futuro próximo.

Hay aburrimiento sobre el presupuesto, en primer lugar, porque el propio gobierno no se lo toma en serio. No ha terminado de presentarlo, y ya empieza a hablar de aumentos de sueldos a que no están considerados en el presupuesto. ¿Es que acaso cuando PPK habló de aumento a los policías, no sabía que esos gastos debían estar en el presupuesto público que su gabinete estaba presentando en esos mismos días?

La Constitución establece que el Congreso es el que aprueba el presupuesto, pero durante este gobierno – al igual que todos los anteriores – siempre se aprueba lo que dice el MEF. En este gobierno, la comisión de presupuesto ha sido siempre dirigida por un personaje que, invariablemente, tiene conocimientos prácticamente nulos sobre temas económicos y presupuestales. ¿Celina Palomino, presidente de la comisión de presupuesto? Me echaría a reír sino fuera porque da pena lo que esto le hace al país. Al final de cuentas, ya sabemos que el presupuesto presentado por el MEF, casi sin cambios, será aprobado por los votos de Perú Posible y Unidad Nacional. Al César lo que es del César: el único parlamentario que en estos años ha trabajado y sustentado alternativas ha sido Javier Diez Canseco.

El resultado es que el Ejecutivo hace lo que quiere con el dinero de los contribuyentes. Esta año la situación ha empeorado: el MEF no ha publicado en su hoja web las cifras del presupuesto 2006.

Sólo una actitud ciudadana más activa y vigilante puede cambiar esta situación. A final de cuentas, cuando hablamos de presupuesto se trata de nuestro dinero. Así que a sacudirse la modorra: no habrá democracia sólida y eficaz sin ciudadanos interesados en opinar sobre lo que hace el estado con su plata.

*www.rioabiertoperu.org

¿Y SI NO HAY TLC, QUÉ?

¿Y SI NO HAY TLC, QUÉ?

Es posible que no se firme el TLC con Estados Unidos, habiendo el propio ministro Ferrero mostrado temores en ese sentido. Bajo las condiciones que el toledismo está aceptando, eso sería mejor que aceptar un TLC que traería enormes perjuicios a la salud pública, al agro, a un desarrollo que aproveche nuestra biodiversidad y a las posibilidades de integración nacional a través de nuestra cultura.

Pero si no hay TLC, ¿qué hacemos? Una primera opción debe ser la renovación y mejoramiento del ATDPEA, las preferencias arancelarias otorgadas por los EEUU a los países andinos en razón de su interés estratégico en que colaboremos en la lucha contra las drogas. El gobierno parece olvidarse que el ATDPEA no es gratis sino viene condicionado a esta colaboración, y que EEUU sigue teniendo este interés en la región, así como el interés de asegurar la estabilidad en esta parte del continente. ¿Estarían los EEUU dispuestos a eliminar estos beneficios, en momentos en que en Colombia hay una situación difícil por los conflictos con la guerrilla de las FARC y con los narcotraficantes, favoreciendo así el descontento de importante sectores agropecuarios e industriales con el régimen? ¿Querrán los EEUU agravar el clima antinorteamericano que impera en Bolivia y Ecuador, donde gobiernos inestables a duras penas consiguen mantenerse? La renovación del ATDPEA o la posibilidad de nuevos acuerdos bilaterales o regionales no pueden descartarse, y debemos aprovechar esta situación a nuestro favor.

Al mismo tiempo, desde ya, debería realizarse una iniciativa muy fuerte para poder colocar mejor nuestros productos en otros países en el exterior, tanto con nuevos tratos comerciales – con la Unión Europea – como mediante una acción agresiva del MINCETUR vía PROMPEX al respecto en Europa, América Latina, Asia y el propio Estados Unidos. Los espárragos, frutas y otros productos agrarios peruanos bien pueden venderse más en Europa, Asia y América Latina. En el caso de los textiles, es importante anotar que aunque nuestras exportaciones textiles han crecido, al mismo tiempo la industria destinada al mercado internos e ha visto severamente afectada por las importaciones chinas, frente a las cuales el MEF y el MINCETUR se han resistido a poner salvaguardas. Así, además de promover nuestros productos en el exterior, es importante que se resguarde el mercado interno, medida que en el caso de los textiles compensaría por sí sola el impacto negativo de una no renovación del ATDPEA – con la ventaja de que podríamos usar más intensivamente el algodón peruano. Por cierto, ninguna de estas medidas tiene que esperar al TLC o al ATDPEA : deberían hacerse desde ya.

En segundo lugar, si no se lograra el TLC, hay que dimensionar adecuadamente los perjuicios de una u otra opción. Solamente en el ámbito fiscal, del costo para el erario público, el TLC costaría US$..... (ciento y algo) millones menos de recaudación. Al mismo tiempo, los aranceles que los productos peruanos tendrían que pagar para entrar a los EEUU sin ATDPEA suman US$ ... (ciento y algo) .millones. Como se ve, el estado podría perfectamente utilizar los fondos que mantendría en su poder por no formar el TLC, para compensar a los productores peruanos afectados por la no renovación del ATDPEA (si éste fuera el caso).

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esos recursos no pueden entregarse directamente a los exportadores, porque ello sería considerado un subsidio de acuerdo a las normas de la OMC y nos aplicarían medidas compensatorias. Pero hay formas de encontrar otros mecanismos que tengan similares o mejores efectos.

Nuevamente, las medidas que con este dinero se podrían aplicar son políticas que deberían estarse desarrollando desde ahora, orientadas a mejorar la competitividad de la producción nacional destinada a la exportación. Una primera medida debería ser el establecer un fuerte fondo financiero que permita que los exportadores tengan crédito fácil y barato (política que siguen muchos países en el mundo, incluido los EEUU con el Eximbank y Brasil con el Banco do Brasil y el BNDES).

Una segunda política debería ir orientada a facilitar la información, adopción y desarrollo de tecnología, eliminando los aranceles y otros impuestos a la importación de maquinaria destinada a la exportación. También deben establecerse centros de innovación y desarrollo tecnológico bien financiados y que vinculen universidades, centros de investigación y empresas en torno a nuestros productos con potencial exportador. Institutos para promover y mejorar el espárrago, el mango, las uvas y la industria vitivinícola, el algodón, deben ser prioridad. En ese mismo sentido debería estar incluida la capacitación laboral y la formación de profesionales y técnicos en las universidades e institutos superiores en rubros especialmente importantes para nuestras exportaciones, como los textiles o la agroindustria.

Una tercera política es que podría utilizarse ese dinero para, por ejemplo, reducir las contribuciones de las empresas exportadoras a la seguridad social (EsSalud, AFPS), haciendo que el estado ponga la diferencia. Por último, es necesario mejorar la infraestructura y reducir los costos de transporte, modernizando efectivamente los puertos, aeropuertos y carreteras, así como a reducir los costos que la burocracia impone a las empresas.

Una política que con fuerza y eficacia impulse estas medidas para promover nuestra producción y nuestras exportaciones, en muchos casos podría ir desarrollándose desde ahora, y en último caso podría más que compensar los posibles efectos negativos que una no firma del TLC y no renovación del ATDPEA podrían traer. Es cuestión de pensar más en cómo nosotros mismos promovemos nuestro desarrollo y dejamos de creer que sólo los Estados Unidos salvarán al Perú.

RECETAS PARA EL CHORREO

RECETAS PARA EL CHORREO

A pesar del crecimiento económico, la situación de los pobres no ha mejorado de manera sustancial durante este gobierno. Salvo el gobierno, todos los sectores políticos, desde Javier Diez Canseco hasta Lourdes Flores y Alan García (simpatizantes de PPK), están de acuerdo en esto: No chorrea, apenas si gotea.

¿Qué se puede hacer para lograr un crecimiento incluyente? Empecemos por desvirtuar la receta neoliberal de más privatizaciones y liberalización, propuesta cuya aplicación en toda América Latina desde 1983 no ha llevado a una reducción de la pobreza. El neoliberalismo ni siquiera ha sido bueno para el crecimiento económico, pues éste fue mayor en los años cincuenta y sesenta cuando en toda la región cuando se aplicó otra política basada en un estado económicamente activo. El neoliberalismo, además, ha aumentado enormemente la desigualdad, que ya era muy grande.

Tres ideas centrales pueden proponerse para que el crecimiento económico sea muy favorable a los pobres. En primer lugar, hay que dejar de favorecer sólo a la minería y las trasnacionales, pasando a promover las actividades económicas donde se concentran los pobres y se genera más empleo: la agricultura, las pymes y el turismo. Estrategias integrales que incluyan crédito, capacitación, organización de cadenas productivas, promoción de exportaciones y defensa del mercado interno, permitirían que esos sectores lideren el crecimiento y generen empleos de forma masiva.

En segundo lugar, es indispensable una mejor distribución de la riqueza entre los trabajadores y los dueños de las empresas. Llevamos cuatro años de crecimiento y los salarios siguen estancados, mientras las utilidades de las principales empresas han pasado de 680 a 6,300 millones de soles. Ya es tiempo de que la riqueza generada sea compartida con los trabajadores mediante pactos colectivos que al mismo tiempo promuevan un mayor compromiso e iniciativa de los trabajadores con la productividad y la modernización tecnológica. La negociación colectiva por rama debe ser promovida, bajo reglas que aseguren el respeto a la organización sindical, que vinculen aumentos salariales con incrementos de la productividad y que faciliten la capacitación y el desarrollo profesional de la fuerza laboral.

Finalmente, el estado tiene que tener un rol de redistribución mucho mayor. Hoy sólo 8 de cada 100 soles del PBI nacional se van en gasto social, uno de los niveles más bajos de toda América Latina. Aumentar el gasto público en salud, educación y lucha contra la pobreza es imprescindible. Para ello hay que mejorar la recaudación, eliminando exoneraciones y deducciones al impuesto a la renta como las que siguen gozando las grandes empresas mineras e insistiendo en la fiscalización con respeto a la autonomía de la SUNAT.

Estas orientaciones no sólo permitirían mejorar la situación de los pobres, también promoverán el crecimiento, a través de un aumento de la productividad, una mayor acumulación de capital humano y social, y una sólida base social para la estabilidad política.

Otro modelo económico, que mejore efectivamente las condiciones de vida de los pobres confiando y promoviendo sus potencialidades, es posible. Es cuestión de lograr cambios políticos para que se pongan por delante los intereses de las mayorías.