Saturday, March 18, 2006

AFPS Y PENSIONES: SE NECESITA REFORMA INTEGRAL

AFPS Y PENSIONES: SE NECESITA REFORMA INTEGRAL

Esta semana calienta la discusión sobre las AFPs con la ley de desafiliación. Pero la discusión está mal enfocada cuando se reduce el tema a una pequeña parte del problema de pensiones, y encima con una orientación equivocada.

El primer problema de los sistemas de pensiones actuales es que 3 de cada 4 peruanos mayores de 65 años no tienen pensión de ningún tipo, y ese porcentaje irá aumentando porque el porcentaje de trabajadores activos que no contribuye a un sistema pensionario es aún mayor. La reforma de las AFPs fracasó rotundamente en cuanto a asegurar económicamente la vejez de los peruanos.

El segundo problema es que el esquema de dos sistemas paralelos (AFPs y ONP) es un mal sistema. Se dice que el Sistema Nacional de Pensiones creado por la ley 19990, que administra la ONP, está quebrado. Pero su desequilibrio financiero se debe precisamente a la instalación de las AFPs. El sistema de pensiones de la 19990 se basa en que los trabajadores activos damos una parte de nuestro sueldo para mantener a los jubilados, con la promesa de que cuando nosotros seamos jubilados, los futuros trabajadores nos mantendrán de la misma manera. A esto se le llama solidaridad entre generaciones: los jóvenes sostienen a los ancianos. Al instalarse el sistema de AFPs, una buena parte de los trabajadores activos dejó de financiar a los jubilados y pasó a depositar sus cotizaciones en una cuenta para que las AFPs las inviertan. Fue como quitarle dos o tres patas a una mesa: no hay forma que el Sistema Nacional de Pensiones (19990) esté en equilibrio, salvo poniéndole otras patas de reemplazo, que es lo que hace el estado con el presupuesto que trasnfiere a la ONP. Solo que el MEF es siempre tacaño, las patas que pone son chiquitas y por eso las pensiones son una ridiculez.

El sistema de pensiones requiere una reforma integral. Los fondos públicos deben dirigirse a crear una pensión asistencial para los ancianos pobres, que es perfectamente financiable. Las contribuciones de los trabajadores activos deben dividirse en dos partes: una destinada a un sistema público que garantice pensiones básicas a todos, otra a AFPs bien reguladas que inviertan en el país y generen una pensión adicional para quienes realizan mayores aportes.

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