Sunday, October 09, 2005

¿A quien creer? medicinas, ciencia y gobierno

¿A QUIEN CREER? MEDICINAS, CIENCIA Y GOBIERNO

La discusión en relación al TLC ha mostrado la difícil relación entre ciencia y política. En efecto, luego de meses en los que el gobierno hizo una campaña de difusión que solo mostraba los beneficios y ninguno de los costos del TLC, desde la sociedad civil hicimos un esfuerzo para balancear el asunto. En el caso de las medicinas, simplemente divulgamos las conclusiones del estudio del Ministerio de Salud. Luego de ello, la ciudadanía ha sido testigo de un enconado debate en relación a la “verdad” en este caso.

Recientemente, ha salido una nueva crítica al estudio del Ministerio de Salud. ¿A quién creerle? Podría sumarme a este galimatías sustentando como el estudio del MINSA es mejor que los otros porque considera que si suben los medicamentos de marca, los demás también tenderán a subir. También podría explicar que los tres estudios subvaloran los posibles efectos del TLC, porque no consideran diversas exigencias de los EEUU que siguen sobre la mesa como patentes de segundo uso, imposibilidad de suspender el monopolio de las farmacéuticas en caso de necesidad pública y patentamiento de procedimientos médicos. O podría recordar un estudio de Indecopi que estima que las reglas del TLC sobre propiedad intelectual provocarían una pérdida total de US$ 1,189 millones para los consumidores peruanos, siete veces más que los estimados del Ministerio de Salud. Pero, ¿por qué tendrían Ustedes que creerme a mí y no a los otros?

Tal vez sea más importante entender porque tantas diferencias entre “estudios”. Por un lado, nuestro conocimiento del mercado de medicamentos en el Perú es bastante limitado. Si predecir el futuro siempre es difícil, en este caso es más difícil aún. Ante esta situación, el principio de la prudencia nos indica que lo conveniente para tomar decisiones de política es considerar los mayores riesgos posibles.

Por otro lado, hay intereses económicos muy grandes en juego: según los distintos estudios este TLC le costaría al Perú entre US$ 10 y 150 millones de dólares anuales por mayores precios de los medicamentos, que es lo que ganarían las trasnacionales farmacéuticas. No hay que ser muy perspicaz para pensar todo lo que pueden hacer estas empresas por ganarse ese dinero, y por lo tanto es legítimo preguntarse ¿quién financia esos estudios?. Finalmente, hay también ideologías: si se parte de la premisa que el TLC es por principio bueno, como en el estudio del IPE, es de esperar que se termine concluyendo eso mismo. La ventaja del estudio del Ministerio de Salud es que está libre de estos dos últimos problemas: ni hay intereses económicos en juego, ni hay ideologías marcadas de por medio.

Lo mejor hubiera sido establecer un “panel de expertos”, que establezca los rangos de posibles efectos y esclarezca las diferencias entre estimaciones. Lamentablemente, Alfredo Ferrero y su gente se han dedicado a hacer pura propaganda al TLC sin un análisis serio de costo y beneficios.

Ante la duda, corresponde la prudencia. En el caso del TLC, los debates existentes entre tres estudios sobre medicinas encargados por el mismo gobierno y la carencia total de investigaciones sobre un tema sensible como la agricultura, muestran que este gobierno ha negociado sin saber qué efectos podría tener lo que acuerda. Craso error. Mejor tenemos las cosas claras antes de meter la pata.

CHILE, TAN DISTINTO AL PERU

CHILE, TAN DISTINTO AL PERU

A mi amigo Elmer

Para un buen grupo de analistas y políticos, el Perú debería aplicar las mismas políticas que Chile. Si allá fueron exitosas, ¿porque no las deberíamos copiar?

Fácil: porque Chile es muy distinto al Perú. Geográficamente, Chile es casi como si fuera la costa peruana de Tacna a Trujillo. Caracaturizo un poco, sobretodo por el sur húmedo y frío de Chile, pero no tanto. En Chile, aunque hay montañas, no hay sociedad en los andes. Y definitivamente no hay selva. Por eso, Chile ha sido siempre un país mucho más comunicado; incluso cuando no había carreteras, el transporte marítimo bastaba para mantener conectado a todo Chile. Esa mayor conexión durante decenios ha llevado a un país mucho más integrado, social y económicamente, que el Perú. Y facilita sus exportaciones: esté donde esté uno en Chile, el mar está a un paso, reduciendo enormemente los costos de transporte.

Junto a ello, Chile es un país donde casi no hay culturas autóctonas. Los mapuches fueron barridos del mapa hace 150 años y hoy no tienen ninguna importancia social, de manera similar a los indios nativos en los EE.UU. La exclusión étnica y la multiculturalidad no son problemas centrales para ellos, y nuestra realidad de mestizaje con pueblos andinos invadiendo las ciudades les es totalmente ajena. Pensar en Chile en un conflicto armado como el que desató Sendero Luminoso es impensable; no hay las bases sociales ni geográficas para ese tipo de violencia política.

En parte producto de esa mayor integración geográfica y social, Chile tiene hace casi 200 años un Estado fuerte, desde que Diego Portales sentó las bases del mismo poco después de su independencia. Gracias a ello, nos ganaron la guerra. Gracias a ello, tienen una burocracia eficaz. Su educación es superior. La corrupción es más limitada: a un chileno una campaña que diga “al carabinero se le respeta” carece de sentido, porque allá, efectivamente, al carabinero (chilenismo por “policía”) se le respeta.

Finalmente, Chile ha logrado una unidad entre estado, clase política y clase empresarial nacional. Tienen pensamiento nacional y política nacional. Acá todavía estamos con un estado que funciona en base a intereses de trasnacionales, un sector empresarial nacional raquítico y una ausencia total de proyecto nacional.

Sin duda, la política chilena ha sido exitosa en promover el crecimiento económico, así como ha sido ineficaz para atender el problema de la desigualdad. Esto se ve compensado por unas políticas sociales que son, de lejos, más fuertes y más eficaces que las peruanas. Han logrado, en los últimos años, una transición democrática exitosa. Pero, ¿acaso su fórmula es aplicable al Perú?

Sus exportaciones atraviesan todo el territorio; las que vemos hoy en el Perú sólo llegan a la franja de costa que para Chile es la totalidad de su territorio y para nosotros ni la quinta parte el nuestro. Por eso ellos pueden basar su desarrollo en exportaciones, nosotros debemos combinar mejor mercado interno con externo, avance tecnológico de punta con mejora de la productividad agropecuaria en sierra y selva. Su estado sin regiones es funcional para su territorio, carece de sentido en el nuestro. Ellos pueden tener desarrollo económico con desigualdad corregida por la política social, nosotros necesitamos establecer más igualdad desde la base económica. Ellos carecen de un problema de configuración de su estado, mientras en el Perú ese es el nudo gordiano del desarrollo.

Aprender de países exitosos es importante, pero para ello debemos entender integralmente las complejas relaciones entre políticas, instituciones, sociedad y geografía. Somos distintos, a Chile y a todos los demás países del mundo, y por eso nuestro desarrollo no podrá ser ni calco ni copia, sino necesariamente creación heroica.






Gripe aviar, salud pública y TLC

LA GRIPE AVIAR, LA SALUD PUBLICA Y TLC

Una pandemia – epidemia mundial – de gripe aviar podría desencadenarse en cualquier momento, afectando gravemente a millones de personas en el mundo. La mitad de las personas infectadas con este virus muere si no tiene los medicamentos y el tratamiento necesario. El Estado peruano debe estar listo para ese momento, y los medicamentos que hoy existen en el mundo para curar la enfermedad los produce una sola empresa trasnacional que cobra entre 80 y 100 dólares por tratamiento.

Hay muchos otros peligros de salud pública en el mundo que causan enormes daños a los que el estado debe responder con rapidez y eficacia. En estos casos, ¿debemos pagar los precios más caros que implica la protección de patentes? ¿y si el presupuesto no alcanza?

Felizmente, las reglas internacionales de la OMC, reiteradas en la declaración de Doha, indican que cualquier país puede suspender las patentes en caso de necesidad de salud pública. Es decir, si hoy, antes de firmar el TLC, el Perú tuviera un problema de este tipo, puede suspender las patentes y comprar genéricos más baratos.

Infelizmente, según relata un reciente informe del Banco Mundial*, el TLC con los EE.UU. puede cambiar esa situación. Según este informe, 6 de los 8 TLCs suscritos por Estados Unidos hasta el momento incluyen cláusulas que impiden que, en caso de necesidad de salud pública, los países puedan contar con medicinas sin permiso de la empresa trasnacional farmacéutica dueña de la patente. Una de las principales barreras que los TLC introducen es la protección de datos de prueba, que impiden la circulación de medicamentos genéricos en el país mientras esta protección tenga vigencia. Esta protección a los monopolios farmacéuticos, de acuerdo al texto de varios TLC – incluyendo el reciente de Centroamérica – no podrían ser suspendidos ante una necesidad de salud pública. Algunos TLCs llegan a establecer que si un país hace uso de su derecho a suspender una patente por necesidad de salud pública, la trasnacional podría aducir que se trata de una “expropiación indirecta” y exigir una millonaria compensación económica.

El equipo negociador ha dicho públicamente que está revisando las “líneas rojas” – es decir, que está considerando retroceder más. Esperemos que esta no sea una de las cosas que con el “sí o sí” y el apuro de última hora, terminemos cediendo.

* Tightening TRIPS: The intellectual property provisions of recent US Free Trade Agreements”, C. Fink y P. Reichenmiller, Trade Note 20, The World Bank.

Un TLC por el que votaría a favor

UN TLC POR EL QUE VOTARÍA A FAVOR

Un análisis de los beneficios y costos de firmar este TLC tal como está negociado indica lo siguiente.
- Beneficios: en el mejor de los casos, mantener las exportaciones que ya se generaron con el ATDPEA y generan 85 mil puestos de trabajo (estudio de Bruno Seminario para el Ministerio de Trabajo). Nótese que estos no son propiamente beneficios, más bien lo que se conseguiría es evitar los costos que habría si se termina el ATDPEA y no se logra la renovación.
- Costos: 1) Pérdida de 67 mil puestos de trabajo (el mismo estudio); 2) Duplicación del precio de los medicamentos, lo que tiene un costo estimado de US$ 150 millones de dólares (estudio del Ministerio de Salud) y 800 mil personas sin derecho a la atención de salud (este costo es sólo por la protección de los datos de prueba, pero EEUU quiere mucho más); 3) Elevación general de precios de productos con patentes, lo que costaría US$ 1,189 millones (estudio Indecopi); 4) Un millón de familias campesinas empobrecidas por la competencia desleal de los productos subsidiados por los EEUU; 5) Impedir que protejamos y promovamos nuestro arte y nuestra cultura; 6) Permitir que, si exigimos más impuestos o respeto al medio ambiente, el estado peruano pueda ser enjuiciado por las empresas trasnacionales ante tribunales internacionales por haber afectado sus “expectativas de ganancia”.

Conclusión: el resultado de una negociación (¿?) “sí o sí”, que cede todo, es que los costos son mayores a los beneficios, por lo que no nos conviene firmar este mal TLC.

Sin embargo, la comparación adecuada no es entre este mal TLC y ningún TLC. La comparación que debe hacerse es entre este mal TLC y el mejor TLC que podamos conseguir. Porque aún en este balance entre costos y beneficios, no suscribir un TLC tiene costos importantes que debemos evitar (en este caso extremo, puede verse un artículo ya publicado con alternativas de política en www.pedrofrancke.blogspot.com). La cuestión es como tenemos esos beneficios y otros más, pero con el mínimo de costos. Tiene que asegurarse además que los peruanos estemos informados y de acuerdo con el tratado. De ahí que la primera alternativa es buscar la renovación del ATDPEA e iniciar negociaciones que merezcan ese nombre para un buen TLC. Este gobierno ya no puede hacerlo, porque le queda poco tiempo y ha avanzado por mal camino sin consultar con la ciudadanía y las fuerzas sociales y políticas. Corresponde al Acuerdo Nacional acordar las características centrales de cómo debería ser y negociarse el TLC, para hacerlo a partir del segundo semestre del próximo año.

La segunda comparación necesaria es entre esta estrategia comercial y una política comercial y de integración alternativa. Porque no se trata solamente de la firma del TLC con los EEUU; también se está negociando un TLC con Chile que no nos conviene para nada, y el embajador de Chile ha afirmado que, si se aprueba la ley que impide la participación de capitales chilenos en el puerto del callao, el ejecutivo peruano la observará. Tremenda intromisión en la política interna que no debemos permitir. La alternativa es por ello una nueva estrategia comercial y de integración, que negocie soberanamente con los EEUU, proteja adecuadamente el mercado interno frente a la competencia desleal de importaciones subvaluadas, fortalezca relaciones comerciales con la Comunidad Andina y la Comunidad Sudamericana de Naciones, afirme bloques como el G-21 para las negociaciones multilaterales globales y mejore relaciones con países de Asia y Europa.

La comparación adecuada incluye, también, entender el TLC dentro de una estrategia de desarrollo. La política neoliberal actual, que se quiere anclar con el TLC, no ha resuelto el problema de pobreza (sigue encima del 50%) y, por cierto, tampoco el narcotráfico (hay 20 mil hectáreas más de coca). Tres años de ATDPEA han traído un interesante aumento de exportaciones no tradicionales, pero los problemas de falta de empleo y exclusión social se mantienen. Una nueva estrategia de desarrollo es necesaria, con visión de largo plazo, y en ella la agricultura, el turismo y la pequeña empresa juegan un rol central, junto a la promoción del desarrollo humano con educación y salud de calidad para todos los peruanos y un sistema de innovación tecnológica que permita proyectarnos a futuro aprovechando nuestros recursos naturales y nuestra biodiversidad. Una propuesta detallada al respecto puede encontrarse en www.actualidadeconomica-peru.com.

Con estas alternativas, podemos tener el inicio de una nueva estrategia de desarrollo, una nueva política comercial y de integración y un TLC bien negociado que sea sometido a referéndum para que todos los peruanos decidamos. Así estaré encantado de votar por el Sí al TLC. Para lograr que este nuevo camino se haga realidad, seguimos diciendo que firmar el TLC Así No, y estamos prestos a discutirlo públicamente cuando Alfredo Ferrero cumpla su palabra de participar en un debate democrático al respecto.