¿Y SI NO HAY TLC, QUÉ?
¿Y SI NO HAY TLC, QUÉ?
Es posible que no se firme el TLC con Estados Unidos, habiendo el propio ministro Ferrero mostrado temores en ese sentido. Bajo las condiciones que el toledismo está aceptando, eso sería mejor que aceptar un TLC que traería enormes perjuicios a la salud pública, al agro, a un desarrollo que aproveche nuestra biodiversidad y a las posibilidades de integración nacional a través de nuestra cultura.
Pero si no hay TLC, ¿qué hacemos? Una primera opción debe ser la renovación y mejoramiento del ATDPEA, las preferencias arancelarias otorgadas por los EEUU a los países andinos en razón de su interés estratégico en que colaboremos en la lucha contra las drogas. El gobierno parece olvidarse que el ATDPEA no es gratis sino viene condicionado a esta colaboración, y que EEUU sigue teniendo este interés en la región, así como el interés de asegurar la estabilidad en esta parte del continente. ¿Estarían los EEUU dispuestos a eliminar estos beneficios, en momentos en que en Colombia hay una situación difícil por los conflictos con la guerrilla de las FARC y con los narcotraficantes, favoreciendo así el descontento de importante sectores agropecuarios e industriales con el régimen? ¿Querrán los EEUU agravar el clima antinorteamericano que impera en Bolivia y Ecuador, donde gobiernos inestables a duras penas consiguen mantenerse? La renovación del ATDPEA o la posibilidad de nuevos acuerdos bilaterales o regionales no pueden descartarse, y debemos aprovechar esta situación a nuestro favor.
Al mismo tiempo, desde ya, debería realizarse una iniciativa muy fuerte para poder colocar mejor nuestros productos en otros países en el exterior, tanto con nuevos tratos comerciales – con la Unión Europea – como mediante una acción agresiva del MINCETUR vía PROMPEX al respecto en Europa, América Latina, Asia y el propio Estados Unidos. Los espárragos, frutas y otros productos agrarios peruanos bien pueden venderse más en Europa, Asia y América Latina. En el caso de los textiles, es importante anotar que aunque nuestras exportaciones textiles han crecido, al mismo tiempo la industria destinada al mercado internos e ha visto severamente afectada por las importaciones chinas, frente a las cuales el MEF y el MINCETUR se han resistido a poner salvaguardas. Así, además de promover nuestros productos en el exterior, es importante que se resguarde el mercado interno, medida que en el caso de los textiles compensaría por sí sola el impacto negativo de una no renovación del ATDPEA – con la ventaja de que podríamos usar más intensivamente el algodón peruano. Por cierto, ninguna de estas medidas tiene que esperar al TLC o al ATDPEA : deberían hacerse desde ya.
En segundo lugar, si no se lograra el TLC, hay que dimensionar adecuadamente los perjuicios de una u otra opción. Solamente en el ámbito fiscal, del costo para el erario público, el TLC costaría US$..... (ciento y algo) millones menos de recaudación. Al mismo tiempo, los aranceles que los productos peruanos tendrían que pagar para entrar a los EEUU sin ATDPEA suman US$ ... (ciento y algo) .millones. Como se ve, el estado podría perfectamente utilizar los fondos que mantendría en su poder por no formar el TLC, para compensar a los productores peruanos afectados por la no renovación del ATDPEA (si éste fuera el caso).
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que esos recursos no pueden entregarse directamente a los exportadores, porque ello sería considerado un subsidio de acuerdo a las normas de la OMC y nos aplicarían medidas compensatorias. Pero hay formas de encontrar otros mecanismos que tengan similares o mejores efectos.
Nuevamente, las medidas que con este dinero se podrían aplicar son políticas que deberían estarse desarrollando desde ahora, orientadas a mejorar la competitividad de la producción nacional destinada a la exportación. Una primera medida debería ser el establecer un fuerte fondo financiero que permita que los exportadores tengan crédito fácil y barato (política que siguen muchos países en el mundo, incluido los EEUU con el Eximbank y Brasil con el Banco do Brasil y el BNDES).
Una segunda política debería ir orientada a facilitar la información, adopción y desarrollo de tecnología, eliminando los aranceles y otros impuestos a la importación de maquinaria destinada a la exportación. También deben establecerse centros de innovación y desarrollo tecnológico bien financiados y que vinculen universidades, centros de investigación y empresas en torno a nuestros productos con potencial exportador. Institutos para promover y mejorar el espárrago, el mango, las uvas y la industria vitivinícola, el algodón, deben ser prioridad. En ese mismo sentido debería estar incluida la capacitación laboral y la formación de profesionales y técnicos en las universidades e institutos superiores en rubros especialmente importantes para nuestras exportaciones, como los textiles o la agroindustria.
Una tercera política es que podría utilizarse ese dinero para, por ejemplo, reducir las contribuciones de las empresas exportadoras a la seguridad social (EsSalud, AFPS), haciendo que el estado ponga la diferencia. Por último, es necesario mejorar la infraestructura y reducir los costos de transporte, modernizando efectivamente los puertos, aeropuertos y carreteras, así como a reducir los costos que la burocracia impone a las empresas.
Una política que con fuerza y eficacia impulse estas medidas para promover nuestra producción y nuestras exportaciones, en muchos casos podría ir desarrollándose desde ahora, y en último caso podría más que compensar los posibles efectos negativos que una no firma del TLC y no renovación del ATDPEA podrían traer. Es cuestión de pensar más en cómo nosotros mismos promovemos nuestro desarrollo y dejamos de creer que sólo los Estados Unidos salvarán al Perú.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home