Sunday, August 14, 2005

PORQUE PERU NO ES NI BOLIVIA NI ECUADOR

Tres países andinos. Tres países con alta proporción de población indígena o, como dicen en Bolivia, “originaria”. Tres países con una economía dependiente de recursos naturales agotables, sean estos minerales o hidrocarburos. Tres países de herencia colonial y democracia intermitente durante el siglo pasado. Tres países en los que el neoliberalismo se aplicó con fuerza inusitada. Tres países con un alto desprestigio de sus instituciones políticas. Pero uno de estos tres países no atraviesa por la extrema inestabilidad de los otros dos: el Perú. ¿Porqué? ¿Porqué nosotros somos diferentes? Ensayamos tres explicaciones posibles.

La primera explicación es que no estamos todavía allí pero vamos en ese camino. Señales al respecto no faltan: la gran dispersión de las fuerzas políticas, los cada vez más airados y violentos reclamos populares y más recientemente, la posibilidad iniciada con el Cusco de gobiernos regionales centrifugantes. A pesar de ello, nadie duda que las próximas elecciones se llevarán a cabo y que sus resultados serán respetados. Tampoco tenemos fuerzas políticas importantes llamando a la guerra civil como Felipe Quispe o a la secesión como en Santa Cruz. Las elecciones son un desfogue obvio. Si vamos en el camino ecuatoriano-boliviano, al menos no estamos tan cerca.

La segunda explicación posible es la historia reciente y el factor Sendero. Sólo en el Perú hubo Sendero Luminoso seguido de una dictadura en los años noventa. Somos un país de democracia recientemente recuperada y con el trauma de la guerra interna aún a flor de piel para todos los que vivimos aquí en esos dolorosos años. Por eso, llamados a acciones violentas todavía generan en la enorme mayoría de la población una reacción de rechazo. Tal vez a esto pueda llamársele instinto de preservación, porque lo cierto es que hacia 1991-92, el país parecía al borde del caos o el dominio senderista (y no sé realmente que hubiera sido peor).

La segunda explicación no es, por cierto, incompatible con a primera. A lo mejor estamos “llegando tarde” por este trauma de la guerra civil de los 80s, pero a medida que pase el tiempo y este trauma se vaya borrando en la sociedad, las posibilidades de una inestabilidad “estilo andino” se acrecientan. En este entendimiento de los tiempos políticos, hay otra cuestión política que muestra un cambio grande entre los 90s y ahora: los consensos en torno a la política económica y social. Debe anotarse que las ideas externas han tenido siempre en la política en el Perú un peso enorme. Los 90s son el tiempo del neoliberalismo; hoy son los tiempos del cambio, de introducir en la ecuación del desarrollo, la gobernabilidad y lo social (aunque Toledo y la cúpula empresarial no parecen haberse dado por enterados). En esta interpretación, en el Perú no solo tenemos un tiempo adicional por los traumas del pasado, tiene también un contexto mejor para buscar un camino distinto.

La tercera explicación tiene que ver con la estructura geográfico-social: tanto en Bolivia como en Ecuador, hay dos grandes centros urbanos de similar tamaño demográfico. En ambos casos estos son dos grandes centros de poder, concentrándose en la ciudad andina el poder político (Quito y La Paz), y en la otra ciudad el poder económico (Guayaquil y Santa Cruz). Esto configura un profundo divorcio, de tal manera que alrededor de una sólo fractura, se concentran conflictos étnicos y político-económicos. En Perú no hay un segundo centro urbano que le haga competencia a Lima, que es el centro político y económico. Las rebeliones andinas, en el Perú, vienen siempre de los extremos de la periferia, donde el poder central es extremadamente débil pero también donde las posibilidades de llegar hasta el centro son muy difíciles (a Sendero le tomó una década de acción violenta). La secesión en el Perú es impensable: nadie tiene la fuerza como para separarse de Lima. De ser esto así, tal vez en nuestro país el riesgo mayor no es parecerse a Bolivia sino parecerse a Colombia, con una guerra interna durando décadas en los márgenes fuera del control estatal.

Podemos estar más o menos al borde del abismo o de iniciar un camino de regresión. Difícil de decir. En cualquier caso resulta obvio que pensar los problemas del país sin considerar las variables de lo social y lo político es una locura. Llamados al orden sin considerar la justicia social y la integración nacional, o visiones que creen que debe defenderse una política económica excluyente del “ruido en la política”, carecen de sentido. El equilibrio y el desarrollo económicos tienen que ser sostenibles social y políticamente.

1 Comments:

Blogger RAMD said...

De paso que considero que la palabra "indigena" es un insulto y por lo tanto no aplicable para nuestros pueblos ancestrales. Otro si digo... creo firmemente que Peru es un foco civilizatorio de mismo rango que MESOPOTAMIA, CHINA, INDIA, MESOAMERICA y GRECIA y paro de contar. Eso es una gran diferencia por irradiar creatividad y grandes dosis de empeño y persistencia de la voluntad.

12:04 PM  

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