Aeropuerto sin cerebro
Viajo al exterior, comparo el aeropuerto de Lima-Callao y los que hay en otros países, y tres cosas me llaman la atención.
La primera es el comportamiento de los peruanos. Uno llega a una ciudad extranjera, y a lo más hay una o dos docenas de personas esperando pasajeros a la salida; la gente llega sola y sola va a su casa o trabajo. Uno sale del aeropuerto de Lima y hay centenares de personas conformando una multitud apachurrante. Llegamos para estar acompañados desde el momento en que se puede. Yo prefiero nuestra costumbre: qué lindo es llegar y ser recibido por la familia. Cuando he estado lejos una semana o más, me produce una profunda alegría; y recuerdo con tristeza que hace casi 25 años cuando viajé en circunstancias difíciles, por accidente mis grandes amores no llegaron a tiempo al aeropuerto. Ojalá el aeropuerto de Lima renovado acomode a las multitudes que nos dan la bienvenida.
La segunda es que ahora nuestro aeropuerto tiene “mangas”, esos corredores móviles para subir o bajar del avión. Las mangas existen desde hace varias décadas en otras latitudes, y recién las tenemos en Lima. Pero hay una razón por la que las mangas son tan importantes en la mayoría de las ciudades del mundo: el clima. Prácticamente no hay ciudad importante del mundo en la que no llueva con cierta frecuencia, a veces torrencialmente. En muchas otras ciudades, hay varios meses del año en los que hace un frío endemoniado, a veces con nieve o granizo. En otros lugares, el calor es atroz. Todo ello hace muy incómodo para los pasajeros trasladarse del avión al aeropuerto caminando al aire libre. Pero nada de eso existe en Lima, donde no llueve nunca y la temperatura nunca baja de 10 grados centígrados. Así que ¿para qué gastar algunos millones de dólares en mangas? Costo que, por cierto, terminamos pagando todos los viajantes mediante la tasa aeroportuaria, ese impronunciable TUUA que pagamos cada vez que subimos a un avión.
La tercera es el costo del TUUA, que en el Perú está establecida en dólares y con unas fracciones absurdas (hoy, en 28 dólares con 24 centavos). ¿Porqué ese costo en dólares, incluso si viajamos dentro del Perú? En algunos otros países hay una tarifa aeroportuaria, no en muchos; pero donde la hay, es en moneda nacional y no incluye centavos.
El tener mangas poco útiles es producto de copiar un diseño arquitectónico extranjero sin pensar como se adapta a nuestra realidad. Este es uno de los grandes problemas nacionales: aplicar tecnologías extranjeras sin ninguna adecuación a nuestra realidad, limitando el potencial que esas tecnologías tienen para mejorar nuestra calidad de vida.
El tener tarifas en dólares es otro producto de importar tecnologías extranjeras sin pensar demasiado; en este caso, se trata de métodos económicos. Una década atrás el FMI pensaba que la dolarización era buena, y claro, aquí se le promovió absurdamente. A quienes criticábamos en esa época, no se nos hizo caso. Hoy que el pensamiento internacional ha cambiado, el FMI promueve la des-dolarización. Pero la lentitud de la burocracia aún no cambia el TUUA.
Pensar con cabeza propia y con los pies en nuestra propia tierra es indispensable para el desarrollo nacional y también para el desarrollo personal. Por eso apenas encuentro a uno de mis alumnos copiando, recibe un cero bien redondo y una fuerte sanción.
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