Tuesday, January 17, 2006

DOE RUN VS. LA SALUD PUBLICA

DOE RUN VS. LA SALUD PUBLICA

La empresa norteamericana Doe Run compró la refinaría de La Oroya durante la década pasada, comprometiéndose a realizar inversiones para controlar las emisiones de contaminantes que envenenan el aire de la zona. Hoy, casi una década después, Doe Run quiere que durante 5 años más le permitan seguir contaminando con metales que provocan graves problemas de salud a la población.

No se trata de un problema ligero. Un estudio supervisado por la Universidad de St. Louis, Missouri, ha encontrado que en La Oroya los niños tienen mucho más plomo en la sangre que los estándares internacionales máximos, lo que causa diversos problemas de salud y en particular limita el desarrollo mental. 9% de los niños tienen tanto plomo en la sangre que necesitan atención médica urgente, pero 97% exceden los “niveles de preocupación” internacionales. 90% de las madres gestantes en La Oroya tienen niveles de plomo que compremeten el desarrollo del feto. No es por nada: la empresa emite mil toneladas al año de plomo al ambiente. El estudio también encontró niveles elevados de antimonio y cadmio, metales que producen cáncer, defectos genéticos e insuficiencias renales. El exceso de estos metales pesados se extiende hasta Concepción, a 100 kilómetros de distancia.

La empresa Doe Run quiere renegar de los compromisos que asumió cuando compró la refinería. La razón: se trata de costosas inversiones por decenas de millones de dólares. Pero ese costo lo conocían perfectamente cuando compraron la refinería. Además, en los últimos años los extraordinarios precios internacionales de los metales les han permitido ganancias excepcionales.

Permitir que Doe Run se salga con la suya no solamente es inaceptable desde el punto de vista de la salud pública. Para futuras privatizaciones, también sería una clara señal de que los competidores puede ofrecer cualquier cosa sin que luego tengan que cumplir su palabra, viciando todo el proceso. Además, reafirmaría ante la opinión pública la mala imagen de una minería contaminante que no repara en nada con tal de obtener las mayores ganancias. No debemos permitirlo.

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