Cambios y disculpas
CAMBIOS Y DISCULPAS No hay historia sin cambio y no hay vida humana sin error. Sólo Dios y los idiotas no cambian, y hasta los inmóviles se equivocan. Habiendo participado en la izquierda peruana de los 80s, me parece importante revisar ahora en qué he cambiado y en qué no, detallando qué creo que hicimos mal y qué hicimos bien. Yo fui del PCR y luego del PUM, pero esas ideas eran compartidas, matices más o menos, por prácticamente toda la izquierda peruana. De tal manera que lo que escribo en primera persona, es también una reflexión sobre un movimiento político importante en la historia nacional. ¿Qué no he cambiado? No he dejado de creer que: 1) el actual sistema social es injusto, y que la igualdad es un valor fundamental que debemos promover; 2) el cambio social tiene que ser decidido y hecho por la propia gente, no por ningún iluminado o dictador. Pienso que esas dos cuestiones fundamentales me definen como Socialista Democrático. ¿Que he cambiado? Creo que dos cuestiones fundamentales que eran parte del pensamiento de la izquierda de los 70s y 80s deben ser criticadas: 1) que lo que se requiere es un estado omnipresente que dirige directamente toda la producción y comercialización; y 2) que el camino para el cambio social pasa por destruir el actual Estado mediante el ejercicio de la violencia, justificándose el restringir las libertades civiles y políticas de los contrarios. Por el error de haber defendido y promovido ideas equivocadas y negativas, me disculpo ante todos los peruanos. Ante las 70 mil víctimas de la violencia política, que no causamos directamente y que defendimos valientemente con la bandera de los derechos humanos, pero que al haber promovido determinadas ideas de alguna manera también provocamos. Haber promovido esas ideas fue un error colosal, como en su momento me lo dijo mi madre. Lo siento: creo que era un joven ignorante jugando con el fuego. Hoy, creo que parte del ejercicio ético de la política es abrazar la no violencia o el pacifismo activo: queremos cambio social pero sin hacer daño. Un cambio importante que va junto a revalorar la democracia y las libertades civiles y políticas, es revalorar la tolerancia: Respetar las ideas de los demás, tratar de comprenderlas y ver en qué aspecto tienen razón. Producto del avance de la humanidad, hoy también tenemos un pensamiento más complejo, donde la democracia representativa, la sociedad civil, la libertad, la ecología, tienen un rol que no habíamos considerado. Por cierto, con la izquierda de 1960 a 1990 hicimos muchas cosas buenas: la organización sindical y campesina (hoy lamentablemente debilitada), la reflexión sobre la exclusión y la desigualdad, la denuncia de la corrupción, la búsqueda de nuevos caminos con la organización popular, la fundación de tantas ONGs comprometidas con el desarrollo, la defensa de los derechos humanos, los planteamientos de políticas económicas y sociales alternativas. Cosas importantes que permitieron que los más pobres tuvieran una vida mejor y se redujera la injusticia social. Cosas que hoy deberíamos hacer mucho más. Un principio importante de la política tiene que ser la transparencia, y eso incluye reconocer francamente los errores e informar claramente de los cambios por los que uno pasa. Espero con este artículo haber iniciado ese deber pendiente. |
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